SÍ, UN GRAN “MICHOACANAZO”
Pablo Hiriart
Por supuesto que no debe haber otro “Michoacanazo”, como se recuerda a la fallida operación judicial del sexenio anterior contra supuestos funcionarios ligados a grupos criminales en ese estado.
Lo que se exige ahora es que haya la eficacia que no hubo en el gobierno pasado, y que sean detenidos los políticos ligados a La Familia y Los Templarios.
Porque el negocio monumental de estos cárteles que durante mucho tiempo vivieran sin mayores contratiempos, sólo funciona con protección política.
La banda de La Tuta, nos dice nuestro enviado Alejandro Sánchez, sacaba cada año, por el puerto de Lázaro Cárdenas, 36 buques cargados con minerales extraídos ilegalmente y enviados a mercados de oriente.
En algunos de esos barcos, al regresar, venían los precursores químicos para la fabricación de drogas sintéticas, que luego eran (son) llevadas a Estados Unidos para su comercialización.
¿Nadie vio en el puerto de Lázaro Cárdenas esa cantidad de barcos con el producto de minas ilegales?
La Tuta le daba instrucciones a Julio César Godoy Toscano, flamante diputado por Lázaro Cárdenas, hermano del gobernador Leonel Godoy. Los oímos todos en conversaciones telefónicas. No hay atenuantes ni pretextos. Por eso huyó el político que estaba al servicio del jefe de Los Templarios.
De ese tamaño era la penetración de Los Templarios —antes La Familia— en las altas esferas de la clase política michoacana.
La violencia a gran escala en Michoacán comenzó durante el gobierno del priista Víctor Manuel Tinoco Rubí, y siguió en una curva ascendente en los doce años que gobernó el PRD con Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy.
El panismo, desde el gobierno federal, no pudo con Michoacán y dejó un estado peor que como estaba.
¿Nadie, absolutamente nadie, veía lo que hacían los grupos criminales en la explotación ilegal de minas en ese estado?
¿Por qué sólo hasta ahora se mandó a la Marina a hacerse cargo de la operación del puerto de Lázaro Cárdenas, que es lugar por donde entran y salen los productos de los mafiosos?
Sí, ojalá que no haya otro “Michoacanazo”, entendido éste como un fracaso. Necesitamos un gran “Michoacanazo”, por eficaz e integral.
Romper las redes de complicidad de los grupos delictivos con integrantes de la clase política. No hay de otra.
De no hacerse una limpia a fondo, no se podrá reconstruir el tejido social de Michoacán, que está profundamente dañado por la desconfianza de los ciudadanos hacia las autoridades.
Si todo va a quedar en una acción relámpago para dispersar a las autodefensas, Michoacán continuará postrado, por falta de empleos, pues no hay incentivos para producir.
Sin recuperar la paz no podrán entrar los programas sociales a los lugares conflictivos del estado, que son muchos.
Sin quitarle a la CNTE el control de la educación, no habrá posibilidad de abrir nuevos horizontes para los michoacanos de bajos o nulos ingresos, que son la mayoría.
phl@razon.com.mx