SI MUERE EL PACTO

17.01.2014 14:11

David López Cárdenas

Aprobadas las reformas constitucionales, llaman mi atención las voces que sugieren que sepultar el gran acuerdo multipartidista que puso fin a una era de letargo legislativo es una buena posición política frente al cada vez más crítico electorado mexicano.

Con el Pacto por México se han conseguido avances que parecían impensables hace unos años. Por ello es prioridad que el ciclo reformista que inició en diciembre de 2012 evolucione hacia la implementación de las transformaciones aprobadas.

El hecho de que este instrumento esté inactivo por el momento, no significa que haya muerto y mucho menos que deba sobrevenir un rompimiento entre fuerzas políticas, pues la responsabilidad histórica no se limita a satisfacer un catálogo de propósitos específicos.

Es importante entender que el gran acuerdo nacional se desgasta en gran medida derivado de las pugnas internas del PAN y PRD generadas por sus respectivos procesos de renovación de dirigencias nacionales.

Los aspirantes en ambos partidos utilizaron la muletilla de abandonar el Pacto por México para ganar adeptos al interior de su militancia, no importando que en su deseo de agradar, cayeran en contradicciones propias de su orfandad ideológica.

Ejemplo de ello es Carlos Navarrete, quien todavía a finales del año pasado invitaba a no presionar la salida del Pacto sin analizar los avances logrados y hoy, con miras a dirigir el PRD, asegura que su partido no volverá a la mesa de negociación.

No extraña que su partido sea el que dé por muerto al Pacto por México, con la salvedad de que se mantendrán en la discusión de los temas pendientes, apostándolo todo al falso discurso de que las reformas se pueden revertir a través de una consulta popular.

Por su parte, César Camacho sostiene que el Pacto por México sigue vivo y con agenda pendiente, destacando que aún falta por abordar el tema agropecuario.

En Acción Nacional hablan de permanecer en la mesa de negociaciones, con la finalidad de revertir la reforma fiscal.

Lo cierto es que, más allá de las pugnas internas, la mayoría de los actores políticos coincide en la importancia del diálogo para la consecución de objetivos compartidos.

Con Pacto o sin él, la realidad social mexicana está en constante evolución y demanda legisladores que sean capaces de dirimir sus diferencias por el camino de la concertación.

Si el desgaste del Pacto por México lo lleva a su fin, las diferentes fuerzas políticas están obligadas a construir un nuevo acuerdo nacional que nos permita seguir avanzando.

- PUNTO FINAL. Ahora resulta que, según Marcelo Ebrard, los ingenuos perredistas fueron víctimas de los malosos del PRI, quienes les tendieron una trampa para firmar el Pacto por México, con la intención de repartir los costos políticos de las reformas estructurales. Por favor…

davidlopezcardenas@gmail.com