EL PRESIDENTE, CADA MES EN MICHOACÁN

04.10.2013 13:20

Pablo Hiriart

Pasó desapercibido, pero que el Presidente Peña Nieto haya anunciado en Michoacán que a partir del próximo año estaría en esa entidad por lo menos una vez al mes, tiene más miga que un bolillo de pueblo.

Ojalá, por el bien de los michoacanos, este Presidente le dedique el tiempo necesario para reconstruir esa entidad abandonada a la suerte de todo tipo de pandillas, aunque él no haya nacido ahí.

Michoacán es un estado rico en todos los sentidos, pero sus indicadores educativos, de ingreso familiar, de seguridad y de empleo, son parecidos a los del África subsahariana.

Ahí gobernaron cuatro Cárdenas: el ex Presidente y su hermano Dámaso, Cuauhtémoc y su hijo Lázaro. Y se trata de una entidad quebrada en todos los sentidos, con un rezago histórico en bienestar que no habla bien de nadie que haya gobernado esa entidad.

El ex Presidente Felipe Calderón, originario de esa entidad, inició ahí la “guerra contra los narcotraficantes”, y al final dejó un estado en peores condiciones en que estaba al arranque de su mandato.

Según los funcionarios de la administración pasada, la intervención masiva del Ejército y otras fuerzas federales en Michoacán fue a petición del ex gobernador Lázaro Cárdenas Batel.

Pues ni uno ni otro pudieron mejorar la situación de los michoacanos, que viven bajo la doble pinza de los carteles de las drogas que también se dedican al plagio y la extorsión, y las pandillas de maestros y normalistas que tienen secuestrado el futuro de millones de niños michoacanos.

Es cierto, a Felipe Calderón no le ayudó el gobierno de Leonel Godoy, quien tenía a las mafias metidas en su gobierno y en el seno familiar.

Godoy dejó un estado quebrado, sin que el dinero de los préstamos contraídos por su administración se reflejara en obras construidas en su administración. Eso no es culpa de Calderón, sino de la  pésima gestión del perredista Godoy, surgido de la cantera de los Cárdenas.

Y ahora tiene al mando del Ejecutivo estatal a una persona que no eligió nadie, porque el gobernador priista pidió licencia por motivos de salud.

Michoacán es un estado al garete.

Dada la enorme ascendencia de la familia Cárdenas en Michoacán, su poder en el estado, era para que esa entidad no estuviera tan deteriorada que, a pesar de sus riquezas naturales y culturales, sus indicadores hablan de la derrota de una clase política que hizo demasiado mal las cosas.

Y por ser la cuna de un Presidente de la República de reciente estancia en Los Pinos, Felipe Calderón, cabría pensar que  se encontrara algo mejor en el área a la que éste le dedicó más tiempo como mandatario: la seguridad.

Por eso es alentador que Enrique peña Nieto se haya comprometido a vigilar, cada mes, el proceso de recuperación de un estado que ha dado presidentes, pero no ha recibido el apoyo eficaz que requiere para levantar cabeza.