Morelia, Michoacán, 25 de Junio de 2014.-Algunos le dicen “Chuy”, pero cuando pronuncian su nombre, más que familiaridad emerge un tono de inherente respeto, cuasi solemne. Y así como este viejo Don Diablo que de vez en cuando mete sus narices a este infierno llamado Michoacán, Jesús Alcántara fue designado por el mismísmo Enrique Peña Nieto para meter sus narices en los pasillos oscuros, tenebrosos y laberinticos de la política michoacana.
En pocas palabras, Jesús Sergio Alcántara Núñez es uno de los “hombres del presidente”. Más cercano incluso que Alfredo Cervantes, el comisionado encargado del rescate michoacano. Suele moverse muy discretamente con dos guardaespaldas y un maletín. Trata siempre de guardar un perfil muy bajo, si por él fuera, será invisible. Pero eso sí, su mano se hace sentir entre quienes deben sentirla. Principalmente en las “altas“ esferas de la política local, ya sean diputados, senadores o delegados.
Alcántara Núñez, quien funge como director de la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra, fue designado en el “gabinete alterno” para rescatar a Michoacán como subcomisionado de Gobernación, que en el papel viene siendo el cargo más importante después del comisionado Castillo.
Su relación estrecha con el presidente de la República data del 2003 cuando fue suplente de Peña Nieto en el Congreso del Estado de México. Luego asumió distintos cargos dentro del gobierno mexiquense entre ellos subsecretario de Gobierno. También fungió como responsable de la asociación civil Expresión Política Nacional (EPN), creada en el 2011 con objeto de promover la precandidatura presidencial del entonces gobernador mexiquense, perteneció a su cuarto de guerra en la campaña presidencial.
Siendo un estudioso analista de la estrategia política, Jesús Alcántara funge como el operador político del gobierno federal, mientras que Alfredo Castillo hace las funciones de policía, encargándose de la cuestión operativa, del trabajo de tierra.
Fue así que el cerebro de Alcántara Núñez le permitió un plan irrefutable y perfectamente maquiavélico para nombrar a un gobernador sustituto sin enfrentar ninguna dificultad, sino por el contrario, logrando una “aplaudida unanimidad” de todas las fuerzas políticas.
Así, se dió a la tarea de analizar (e investigar con ayuda del Cisen) a varios perfiles “idóneos” para sustituir a Fausto Vallejo, desde delegados federales, legisladores y funcionarios locales. Lógicamente había que encontrar a uno que no sólo estuviera totalmente limpio de culpa sino también de sospecha, y que a la primera convenciera a las fuerzas de oposición sin darles margen de negociaciones (te lo acepto a cambio de algunas secretarias…).
El rector de la Universidad Michoacana entonces se le develó como inmejorable opción, pues no sólo cumplía con todos los requisitos expuestos, sino además contaba con amigos en la política que respaldarían su llegada: en el PRD los Cárdenas, en el PRI el senador Ascención Orihuela, en el PAN el presidente del Congreso local, Alfonso Martínez. Esto fue hecho saber al secretario de Gobernacón Osorio Chong quen fungió como “aval” ante la aprobación del presidente Peña Nieto.
Lo demás era cuestión de aparentar. Les vendieron al PAN y al PRD la idea de que la llegada de Jara sería producto del consenso plural y democrático, (incluso los dejaron ilusionarse con la posibilidad de obtener posiciones dentro del gobierno estatal), más nadie les avisó que detrás vendrán una serie de imposiciones en el gabinete del nuevo gobernador, orientadas a llenar con funcionarios mexiquenses la administración estatal bajo la idea de “ahora” sí, aterrizar las instrucciones y los recursos que enviará el gobierno federal y que no se habían podido dar por la enorme corrupción en el gabinete faustista, bajo versiones de cobros de cuotas , “moches” para realizar gestiones.
Fuente: https://www.changoonga.com/columnas/jesus-alcantara-el-hombre-que-designo-salvador-jara-don-diablo/
"Radio Transportando a Michoacán"
